sábado, 9 de marzo de 2013

Carta a Las F.A.R.C.




Yo, poeta y cantor, creo en los prisioneros que buscan su libertad y también en los guerreros que la buscan en la realidad.
Creo en las artes que buscan la liberación, pero más creo en los artistas que la llevan en su corazón.
Habrá quien razone y libere a los artistas, al obrero y al hombre que arde en tierra de fascistas.
Siempre existirá el hombre que dé huellas a otros hombres y hombres que den pasos hacia nuevos horizontes.
No existe el camino si en él no hay pisadas o huellas profundas que hagan ver una alborada.
Lo que intenta la vida es sentirse besada, ser quizás más que amante, ser quizás más que amada. Lo que intentan los hombres es llegar a ese beso, y por eso hay guerrillas reclamando a sus presos.
Yo no quiero mujeres dando un paso con lágrimas, ni niñitos pequeños despojados de calma.  
Lo que busco en la tierra está escrito en tu nombre, en la fe de promesas, en mujeres y en hombres. 
Ser la ley de la vida es ser ley de un destino, convicción compartida sobre un mismo camino.
La injusticia que vierte tanta sangre y en vano, mal provoca en la muerte de tu hijo y hermano.
Por amor has nacido y por odio te has muerto, y en un mismo camino hemos ido sedientos.
Quien se aferra al poder siempre encuentra derrota, un siniestro placer siempre enciende a un idiota. Y es por eso que acuso a las leyes del mal y al que causa gris llanto como un cruel animal.
Los hombres... los hombres luchan contra la vida, las mujeres, en cambio, luchan para expandirla.
Hay algunos poetas que conocen su ideal y, más allá de escopetas, buscan siempre la paz.
Hay soldados que matan por la mano imperativa, pero hay quienes relatan que es por no perder la vida.
Por eso, guerrillero, que baleas en Bogotá, no te alejes del sendero porque un día se alargará. 
Sigue dándole a un camino que muy pronto tendrá meta. Se despide... un amigo, un chileno que es poeta. 

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