viernes, 4 de marzo de 2011

Santiago hermoso



Santiago hermoso, rayado en los muros,
Santiago hermoso, basura en las calles.
Con cierta tristeza, ves tus aires oscuros. 
Con cierta envidia, tú admiras los valles.


Santiago, que has sido el lar del gentío  
y la paz de muchos que te han visitado,
son ellos tus hijos que manchan tu río,  
son ellos tus hijos que te han olvidado. 


Santiago, que lloras en intensa tristeza 
por la mano insulsa del hombre tirano.
¡No sabe tu gente de tu enorme belleza!
¡ni saben los Andes que existe tu llano!. 


Santiago, que sueñas con darle alegría 
a tu dulce Mapocho que sabe a cristal,
es muy rara tu gente, tu gente, y la mía  
que ignora tus aguas de nieve triunfal. 


Santiago, que eres una inmensa ciudad,
yo sé que el destino te hará ser dichoso
y que te han de sacar de esa vil soledad 
los niños futuros de interior generoso.  


Santiago hermoso, rayado en los muros
Santiago hermoso, basura en las calles.
Con cierto llanto, van tus aires impuros.  
Con cierto encono, recuerdas tus valles.


Santiago, que miras la pobre incultura
que tienen las almas de vana ambición,
ya te falta limpieza, ya te falta pintura 
y le falta otro pecho a tu gran corazón.


Santiago, que lloras en intensa tristeza
por ver en tus pastos al sucio cristiano.   
¡No sabe tu gente de tu enorme belleza!
¡ni saben los Andes que existe tu llano!.


Santiago, que eres el ombligo de Chile,
yo sé que la vida te tendrá que limpiar,
que en plena Alameda verás tu desfile 
el día que el tiempo nos haga triunfar. 


Santiago, que eres una inmensa ciudad,
yo sé que el destino te hará ser dichoso.
Santiago está herido por la humanidad
pero aun, para mí, Santiago es hermoso.

Idilio de Isla Negra



Sigue viva la historia de un romance de antaño, 
sigue siendo el amor la más fuerte inspiración;
aun cuando la muerte se cruce con lo extraño,
el latido de dos almas vive atado a un corazón.   


Dos almas siguen juntas en las rutas arenosas 
que se ornan por la letra del verso enamorado;
allí duermen las rocas con las olas melodiosas 
que riman con la lira de un viento ensortijado.  


La dama de las musas, el poeta de los hombres,
siguen siendo amores de una historia singular;
los oleajes de Isla Negra corean sus nombres
y recitan a los aires cien sonetos sobre el mar. 


Se sientan en las rocas con un beso silencioso,  
soltando en las arenas el aliento de una rima;  
con sólo una palabra el oleaje canta hermoso
y con sólo una caricia se conducen a la cima.


Caminan por la playa y se quieren en la orilla 
bajo el sol de una tarde que nunca va a morir;  
aunque venga el ocaso el amor siempre brilla,
pues, tan sólo requiere un corazón para latir.


Poeta que ha querido sabe entender al infinito, 
que el amor que es amor jamás se desintegra;
por eso estas dos almas de un océano bendito, 
hicieron de estas aguas el idilio de Isla Negra. 


Sigue viva la historia de un romance de antaño, 
sigue siendo el poema la palabra más humilde;  
aun cuando la muerte se cruce con lo extraño, 
sigue alzado el romance entre Pablo y Matilde.


Inspirado en Pablo Neruda y Matilde Urrutia.

Te recuerdo Víctor



Te recuerdo Víctor con tu frágil guitarra
sacando las notas de un alma escondida.
Con voz de Neruda y con canto de Parra
así ardió tu rumbo en la patria querida.


Te quitaron la vida y te quitaron el sueño 
pero aún no te quitan ese canto infinito. 
Se quedó tu sonrisa de guerrero pequeño
y en tu labio de rojo quedó un cigarrito.


Te fuiste de Chile a cantarle a un gorrión 
con once palomas en tu pecho de viento;
se azuló tu memoria, se quedó tu canción 
y tu risa nevada prendió el firmamento.


Te recuerdo Víctor con un alma desnuda  
alzando al obrero, sin temerle al traidor.  
Con canto de Parra y con voz de Neruda 
así fue tu vida cuando ardió tu candor. 


Te quitaron el sueño y te quitaron la vida: 
por pensar diferente, te dieron la guerra;
tu arma era el canto; mi patria, tu herida; 
tu poncho, un escudo y tu verso, la tierra.


Te fuiste de Chile a cantarle a un gorrión
con once palomas en tu pecho de viento;
se soleó tu sonrisa, se encendió tu ilusión,    
y a pesar del infierno, te fuiste contento.


Te recuerdo Víctor con tu frágil guitarra 
sacando las notas de un alma escondida. 
Con voz de Neruda y con canto de Parra
así ardió tu rumbo al apagarse tu vida.


Inspirado en Víctor Jara.

Canto de la noche


Cae, cae la noche; sube, sube una estrella, 
se duerme Isabel y un sueño se asoma; 
y soñando en la hija, su causa más bella, 
esta madre parece viajar cual paloma.  


Isabel está soñando y Paula está dormida 
pero ambas se juntan riendo y jugando;
la madre Isabel en la estrella suspendida 
y Paula, la hija, en la luna va saltando.


Cae, cae la noche; sube, sube una estrella
y el alma de Paula se posa en un sueño;
que va con su madre, su causa más bella,
a un valle de glorias de viento risueño.


Isabel está soñando y Paula está dormida
mas un cielo las une en un mismo soñar;
cada vez que la luna se nota embellecida,
esta madre y su hija no cesan de jugar.


Cae, cae la noche; sube, sube una estrella
se duerme Isabel y un ángel la abraza;
y soñando en la hija, su causa más bella,
el amor aparece y el dolor se desplaza.


Inspirado en Isabel Allende y su hija Paula.