Cuando llega la noche, mi mirada va a una estrella que fue mi flor de primavera. Y, entre sombras, yo recuerdo la fragancia suavizada de quien fue una rosa nueva.
A veces me duermo traicionado por el silencio que se engancha de mis labios, no por el gusto de dormir. Muchas veces he pensado que es peor estar despierto cuando hay lágrimas sin fin.
Por la vida yo voy mustio como la flor que arrodillada llegó al añejo otoño. Soy un hombre que ha llorado por la rosa del enigma que después se fue del todo.
Si hubo alguien que la quiso, es el hombre que hoy la mira ser estrella sobre el cielo. Y hoy yo espero hallar la muerte para ser el ángel puro que le pida su regreso.
De un buen un día fue una rosa, pero una noche se hizo estrella: y la mujer, que fue gloriosa, se colgó del alto cielo y se acabó la primavera.
Y hoy, que el día ya no es nada y que la noche ya es muy poco, yo recuerdo a quien amaba y a ese amor que hubo nosotros.
Cuando llega la noche, mi mirada va a una estrella que fue mi flor de primavera. Y, entre sombras, yo recuerdo la fragancia suavizada de quien fue una rosa nueva.
A veces me duermo traicionado por el silencio que se engancha de mis labios, no con la idea de dormir. Muchas veces he pensado que es mejor pasar por muerto cuando hay lágrimas sin fin.