sábado, 13 de agosto de 2011

Un lacónico viaje


Duermes conmigo
todas las  noches de verano
en un rincón del libro
que te escribió el corazón
vas contando latidos
en mi pecho soñador
mientras el silencio
suspira en un beso
que forma parte
de tus labios de aire
cuyo néctar significa
que el amor es una flecha
que penetra en el tiempo
mas allá de las vidas
aunque todo sea un signo
de ilusión y de delirio.
Me regalas tus horas
en las noches de domingo
que quedan impresas
en las cartas del alma
que hacen de la estancia
un lacónico viaje
hacia una realidad
pocas veces desnuda.
Abrázame esta noche
hasta encantar a los astros
creando una huella
que no se ha de entender
y si llega la mañana
que no lleguen tus lagrimas
porque todas las noches
pueden ver en la penumbra.

A Pamela Courson.

Espíritu poético



Esta es otra historia
de amor sobre las rocas
es otra de esas tardes
de gaviotas soñadoras
que van al horizonte
en busca del ocaso
en donde la lira
suele despertar
a los brazos de la luna
que escribe en silencio
dejando en cada astro
una letra de amor
y un poco de recuerdo
en la memoria de viento
cuando eso solo queda
de un espíritu poético
que aroma las arenas
y que habla como el mar
en medio de la niebla
de una vista plomiza
que hoy pide sus alas
para volar hacia los reinos
de su musa aventurera
que allí espera sonriente
a su único poeta.
Gracias a la noche
el mar no ha de brillar
sin embargo su eco
será aun más espeso,
gracias a la noche
se apagaran las arenas
sin embargo su esencia
será aun más notoria,
gracias a la noche
la poesía va ha llegar
sin embargo la musa
no podrá dejarse ver.

A Pamela Courson