martes, 28 de diciembre de 2010

Mis ojos te han visto


Mis ojos te han visto... han visto tu mirada tan llena de esperanza y muy firme en las pasiones de los versos que me lanzas. Te he visto tan cerca… tan cerca de mis sueños. 
Mis ojos ya conocen el color que hay en los tuyos, el color que fue robado de lo que anhelo en mi futuro.

Mis ojos te han visto ser un dulce de tus labios, ser un beso en la sonrisa que me cruza el corazón. He querido besarte y ser silencio en tu destino. He querido ser un beso para siempre estar contigo. 

Mis ojos te han visto... han visto esas manos de ternura envolvente, de placeres celestes que te llevan a soñar y de mudas… muy mudas… muy mudas caricias.  Mis ojos ya conocen el manjar de la alegría. 

Mis ojos te han visto ser el cuerpo de mis sueños, ser flamante en la figura que rodea a mis deseos.  He querido besarte y ser silencio en tu destino. He querido ser tu cuerpo para pronto estar contigo.

Mis ojos te han visto... han visto tu belleza de un poema en primavera, la silente semejanza de tu piel con las estrellas. Te he visto tan cerca… tan cerca de mis sueños. 
Mis ojos ya conocen el color que hay en los tuyos… y ahora añoran mis manos conocerte en mi futuro.

Perdido


¿Por qué llegas a mis horas en noches de mi tristeza si siempre que mi alma llora la tuya ni lo sospecha? ¿Será que, al lanzar un grito, te llamo desde la sombra por ver que del infinito te apiades de mi persona? Son cosas que pienso y siento al ver que no estás conmigo curándome en un momento que creo que estoy perdido.

Sé bien que no fui tu amado, que a penas yo fui tu amigo, pero aun así yo te llamo con ganas de estar contigo. Quisiera tener tu abrazo, mi pecho sobre tu cuerpo y hablarte de este pasado que encierra tanto lamento. Es tanto lo que deseo en noches de soledad que a veces no sé si debo pedirte un poquito más.   

Por esta tristeza umbría que escondo en el corazón, no viste lo que es mi vida en este infeliz rincón. Jamás me atreví ha mostrarte un trozo de este pesar, por eso tú te alejaste de quien te escondió su mal. Te hablé de un sinfín de cosas que hieren al alma oyente, al alma a la que uno llora al ver que al final se pierde.  

¿Serán éstas las razones que hacen que en mi lamento te busque, te llame e implore que vengas a mí de nuevo? Tal vez yo te necesito aun más de lo que pensaba, aun más de lo que en un grito te lanzo en la noche insana. Lo pienso y lo siento ahora, al ver que no estás conmigo: hoy pienso que mi alma llora por ver que ya te he perdido.

Instante


Se va del alba lo que sólo fue un sueño, se va de un sueño lo que sólo fue un instante. 
Como el vuelo de una alondra que se fue a un mejor paisaje, así tú te has ido de mi sueño en la mañana. 
Te has marchado de los ojos que jamás vieron tu rostro y del beso que no pudo reunirse con tus labios.  
Así es la vida. Hay veces que se piensa que todo amor es ciego, pero siempre va a la vista un segundo pensamiento.
Por amor se va a la calle donde hay huellas temporales, a esa calle que alza flores que después quedan marchitas.   
Todo amor te trae la dicha. Todo amor te trae el llanto. El amor no va ligado a tan sólo una palabra. 
Se puede amar a ciegas mientras corta es la distancia, pero ciega queda el alma cuando eterno es lo lejano.
Colgado por los rayos que te ven en el desvelo, una lágrima de sangre cruza el triste corazón. 
Y así se va del alba lo que sólo fue otro sueño. Y así se va de un sueño lo que sólo fue un instante.



Se fue a la noche


Se fue a la noche, a la más oscurecida de todas las praderas, a la estancia de las flores que apagaron sus aromas, a aquel lugar que eclipsa los encantos del recuerdo. A la noche, a la lira de las sombras, le ofreció su mirada y sus tan inigualadas caricias centellantes. 
La azul sirena, la mujer de una historia muerta, hoy yace sobre el lecho de una noche de verano. Dormida, callada por los sueños que domeñan toda frente, perdió el tinte de sus labios y el beso que regaba las arenas maculadas.  

Se fue a la noche, a la madre irreverente de todas las estrellas, a la fémina envolvente que recoge los secretos, a la reina de los tronos que levantan las angustias. En la noche, sentada en una alfombra de plomizas ambiciones, se dio por acusada sin vestir tales atuendos.  
La azul sirena, la mujer de una historia muerta, hoy no pinta las mareas con sus ojos de doncella. Dormida, callada por los sueños que domeñan toda frente, se ha perdido en la noche, en el beso que se roba la celosa ley de un hombre.   

domingo, 26 de diciembre de 2010

Soy el hombre


Soy el hombre que a tu cuerpo lo pone entre los astros, sobre luces nocturnas que brillan por tu fuego. Eres fuego… eres llama de mi alma y una brasa que me enciende en las sombras que se esconden con la noche en tus caderas.


Soy el hombre que comparte una escena de tus sueños, un poeta que recorre los instantes que en tus ojos son la luz de mi esperanza. Eres mi esperaza… la esperanza que hace a un hombre ser un héroe y leyenda. 


Soy el hombre… el que recibe tu silencio como igual lo hace la noche cuando la luna se desvela, el que es beso entre tus labios mientras todo se ensombrece. Un beso… soy un beso porque busco conquistarte a cada instante.   


Soy el hombre que alza dichas cuando siento tu perfume, la señal que me seduce y que me invita a enamorarte. Me seduces… me conectas con el alba que hará ver en un futuro que nuestro amor es un camino.    


Soy el hombre que a tu vida la pondría con la mía, aquel hombre que ilusiona con un verso que es real. Soy el hombre… soy aquel… soy el hombre que ha elegido que tú seas mi mujer.  


Celotipia


Llega la noche… y yo jamás digo tu nombre por miedo a que se lo lleve el viento; ni quiero que los astros iluminen esas letras que forman la palabra que me da felicidad.  
Aun no sé de tu perfume y yo ya lo extraño. ¿Cómo será extrañarte después de oler los fuegos de tu piel sobre mi piel? Seguramente será triste el partir a cualquier lado sin sentir lo que es tu aroma.   

Cuando llega la noche, siento celos del silencio que bien sabe que es tu nombre el que me llena el pensamiento. Siento celos tantas veces que ya ni sé cómo esconderlos.
Si estuvieras a mi lado, te daría tantos besos que no podrías sumarlos (no podrías ni querrías porque el amor hace que olvides todo tiempo y todo número cuando dos se están besando).

Llega la noche… y yo jamás digo tu nombre por miedo a que se lo lleve el viento; ni quiero que los astros iluminen esas letras que forman la palabra que me da felicidad.  
Sé que la noche sabe cuánto amor hay en mi cuarto, y sólo tú sabrás del beso que yo prometo darte un día, el día en que te diga que eres mía y solo mía. 

Verónica eres tú


Verónica eres tú… Tú eres la que hace al alba ser una luz en madrugada, la que es la paz sobre los ojos, la que enciende pajaritos que ornan siempre mi ventana, la mujer que hace a un momento ser profundo y delicioso. 
Tú, eres tú… la que en todo tiempo es fuego y la que todo lo convierte en sueño. 

Tú pareces ser cortada de los prados del edén, una flor enamorada que alza aromas en mi mundo: más que musa eres la reina que es más bella que otras cien y a la vez eres quien hace que lo eterno sea un segundo.   
Tú, eres tú… la que en todo fuego es tiempo y la que todo lo convierte en sueño. 

Verónica eres tú… Tú eres la que arde en lunas cuando hay sombras en la noche, la que es voz en mis oídos, la que eleva  cada grillo cuando el mudo sol se esconde, la mujer que hace que nada pase al tan odioso olvido. 
Tú, eres tú… la que en todo tiempo es fuego y la que todo lo convierte en sueño. 

Melodía


¡Si todo es un beso en amor,
yo quiero que todo me bese:
que bese el sol con calor,
que bese el cielo celeste!
Yo quiero al beso del viento
rozando mis labios rojos:
quisiera que un largo beso
llegara a cerrar mis ojos.
Con el beso de las praderas
y el beso de las palomas,
todas las primaveras
serían de amor y aromas.
Quisiera un beso en la vida
que llene cualquier vacío.
¡Quisiera la bienvenida
de ese beso de sol de estío!

¡Si todo es un beso en amor,
yo quiero que todo me bese:
que bese el orbe al dolor,
cueste lo que me cueste!
Yo quiero al beso del viento
llenando mis dos mejillas:
quisiera que un largo beso
esparza en todo semillas.
Con el beso de las praderas
y el beso de bellas flores,
todas las primaveras
serían de amor y amores.
Quisiera un beso en la vida
que llene cualquier vacío.
¡Quisiera la bienvenida
de ese beso tuyo en el mío!

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuando Marta mira a Martina


Se abrió un milagro en la vida
y un sueño quedó cumplido,
un sueño de bienvenida
que fue un deseo extendido.
Seguir y seguir soñando
y no cumplir nunca nada,
es igual a vivir llorando
de la noche a la madrugada.
Y Marta, que bien sabía
el motivo de su ilusión,
a veces se deprimía
e hinchaba su corazón.
La vida, a veces, nos harta
y nos hace palidecer;
pero aquel deseo de Marta
en agosto se vio nacer.
La niña soltó su llanto
y Marta soltó alegría,
y aquello que fue quebranto
por fin se desvanecía.
Cuando Marta miró a Martina
un sueño llevó a su pecho;
¡Y el mundo ni se imagina
el amor que se vio en su lecho!

Se abrió un milagro en la vida
y un sueño quedó cumplido,
un sueño de bienvenida
que fue un deseo extendido.
Seguir y seguir soñando
y pasar la meta esperada,
es igual a vivir amando
de la noche a la madrugada.
Y Marta, que bien sabía
el motivo de su ilusión,
hoy vive con alegría
y calma en su corazón.
La vida, a veces, nos harta
y nos hace palidecer;
mas contra todo fue Marta
luchando como mujer.
La niña soltó su llanto
y Marta soltó alegría,
y en ellas se alzó el encanto
y un canto de poesía.
Cuando Marta mira a Martina
sueña siempre bajo la luna,
¡Y el mundo ni se imagina
el amor que está en esa cuna!

jueves, 16 de diciembre de 2010

Hipnosis


Soy por quien tú respiras y tú eres por quien respiro yo: soy por el que das la vida y tú por el que la entregó. 
Tú eres la que me acaricia y yo el que arde en tu piel. Soy el que tú hipnotizas y tú la que yo hechicé.
Soy el que tú has amado y tú la que yo amo más: eres la que he enjaulado y yo el que enjaulaste atrás.
Tú eres la que me encadena y yo el que te ha cautivado. Soy el que a ti te quema y tú quien me ha calcinado. 
Soy el que te ama ahora y tú la que me ama hoy. Tú eres quien me enamora y yo por amarte estoy. 

Soy por quien tú suspiras y tú eres por quien suspiro yo: soy por el que das la vida y tú por el que la entregó.
Tú eres la que me observa y yo el que te mira siempre. Soy el que te recuerda y tú la que a mí me siente.
Soy el que tú has amado y tú la que yo amo más: eres la que he encantado y yo el que hechizaste y ya.
Tú eres la que me enciende y yo el que te ha iluminado. Soy el que te comprende y tú la que me ha escuchado.
Soy el que te ama ahora y tú la que me ama hoy. Tú eres quien me enamora y yo por amarte estoy.

Los Versos de tu Silencio


Amo el silencio cuando estoy contigo y lo odio tanto cuando tú no estás: hay un silencio que me lleva al olvido y otro que me hace amarte más y más.

Odio el silencio que me apaga tus besos… y lo odio por siglos al estar en soledad: sin ti pierdo el mundo, la vida y el cielo, y sigo queriéndote con toda libertad. 

Amo el silencio que me lleva a tu cuerpo, aquel que me dice que eres mi mujer: amo tenerte y perder el aliento, y amo aquel beso por el cual te hago arder.    

Odio el silencio que me quita tu mirada… y lo odio por siglos al estar en soledad: sin ti en mi destino la vida no es nada, es sólo un camino de odio y crueldad.

Amo el silencio que me ofrece tu piel, aquel nos hace hablar un mismo idioma: amo tenerte y el aliento perder por estar sobre el sueño de tu cálido aroma. 

Odio el silencio que me obliga a perderte… y lo odio por siglos al estar en soledad: sin ti pierdo el alma y el sueño terrestre que tan sólo pide amarte de verdad.

Amo el silencio cuando estoy contigo y lo odio tanto cuando tú no estás: hay un silencio que me lleva al olvido y otro que me hace amarte más y más.

Déjame una lágrima


Cuando quieras irte, déjame una lágrima: yo haré que nunca se seque porque la pondré el mar.
Al mar lanzaré este amor inmenso y los versos que yo te he escrito para que de esto exista un libro que te cuente de amor y más. 

Al mar lanzaré tus manos, para que el mar sepa de tus caricias tanto como yo también sé de ellas.
Al mar lanzaré tus ojos (ese brillo tan hermoso), y es que yo querré que cambie ese azul por el marrón de tu mirada siempre nueva.

Al mar lanzaré tu aroma, y lo haré para que las olas puedan perfumar todas las playas. 
Al mar lanzaré también tus besos, para que pruebes la sal de todo y te acuerdes de los azúcares de los besos que a ti te daba.

Al mar lanzaré tu nombre, y lo haré esperando que las olas me lo regresen algún día. 
Y cuando ya haya lanzado todo lo tuyo, al mar lanzaré mi cuerpo… y lo haré porque me prefiero muerto antes de perder tu vida.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Amada mía


Cuando la noche te encuentre desnuda, tú me encontrarás despierto… y yo buscaré tu aliento bajo la bella luz de la luna. 
Seré el que bese tu cuerpo, el hombre que te recorra… y así será en cada sitio y así será en cada sombra. Amada mía, te voy a besar desnuda, y voy a dejarte un beso por cada sensible duda. Sí, amor mío, yo sabré cómo hacerte un fuego en medio de tu cintura: la noche será muy mía, pero yo te diré que es tuya.  

Antes que esta noche te cubra el cuerpo, yo te voy a envolver la cintura… y tú buscarás mi aliento bajo la bella luz de la luna.
Te voy a contar un sueño y en él seremos amantes… amantes de un libre vuelo, amantes como no hubo antes. Como nunca hubo un amor, yo voy a sembrarte versos, y voy a dejarlos libres, pero libres sobre tu cuerpo. Te voy a sentir despierta y soñando en un verso mío, el verso en el que dijera que yo por tu amor no olvido.

Cuando la noche te encuentre desnuda, tú me encontrarás despierto… y yo buscaré tu aliento bajo la bella luz de la luna. 
Seré el que llegue a tu alma, el hombre que te recorra… y así será en cada sitio y así será en cada sombra. Amada mía, me vas a sentir profundo, y voy a dejarte besos que valgan por todo un mundo. Sí, amor mío, yo sabré cómo hacer el fuego en medio de tu cintura: la noche será muy mía, pero yo te diré que es tuya.  

Mirada


Si algún día crees que no soy el hombre de tu vida, dilo. Dí que ya no puedes soportar las noches con el simple abrazo de los rayos de luna, que necesitas mis brazos, que yo soy el culpable de tu fría soledad.
Dí que las horas te han quebrado el alma y que mis manos no han sabido cómo reconstruirla.
Cuando quieras partir, sólo dí una palabra: yo sabré por tu mirada cuál es la que falta.
Si alguna vez crees que nos ha vencido la distancia, dilo. Dí que ya los vientos no unen nuestros besos como alguna vez lo hicieron lentamente.
Dí que no hay palabra que reemplace al calor de un beso, que todo ser requiere de un fuego así en los labios.
Dí que no hay milagro que una nuestros cuerpos, ni menos esperanza que una nuestras almas.
Si algún día crees que no soy el hombre de tu vida, dilo. Dí que ya no puedes soportar las noches sin que sea mi sombra la que cubra tu cintura, que necesitas mis brazos, que yo soy el culpable de tu fría soledad.
Dí que las horas te han quebrado el alma y que mis manos no han sabido cómo reconstruirla.
Cuando quieras partir, mejor no digas nada: yo sabré por tu mirada que tú ya no me amas.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Byron.




¡Se fue de guardián al cielo,
se fue al hogar del Señor,
y a mí me dejó el desvelo
y un raro y sensible amor!
La casa quedó silente,
el patio quedó sin dueño:
hoy vuela sobre mi mente
y todo parece un sueño.
Mis hijos y mi señora
se hunden en la tristeza
y en mí el corazón implora
que prime la fortaleza.
No sé si vamos a orar,
no sé si va a haber entierro,
¡no puedo ni sé pensar
al ver que no está mi perro!
Me acuerdo de su ladrido
y nunca aprendí el lenguaje:
a veces sólo el sonido
nos basta de aprendizaje.
Lo tuve por tantos años
y el tiempo corrió de prisa:
el mundo de los extraños
nos da la pena y la risa.
Si bien conoció el encierro
no fue como fueron otros:
no fue solamente un perro,
fue uno más de nosotros.
Fue el perro de los cariños,
el guarda de mi mujer;
él vio crecer a mis niños
y a mí me vio envejecer.
¡Se fue de guardián al cielo,
se fue al hogar del Señor,
y en mí dejó el desconsuelo
de un largo y hondo dolor!
Es cierto que todo pasa…
-son raras las sensaciones-.
Mi Byron se fue de casa
pero no de éstos corazones.
A mi Nico y a Sebastián,
a Claudia y mí también
nos deja un perro guardián,
el viejo Byron del bien.
No sé si vamos a orar,
no sé si va a haber entierro,
pero vamos a recordar
que tuvimos al mejor perro.