domingo, 26 de septiembre de 2010

Camino

Jamás yo pensé encontrarte
en este camino oscuro,
en este rincón de un arte
que siempre vagó inseguro.
Sabía de la belleza
que brinda la blanca luna,
mas no de la sutileza
que tú das como ninguna.
Y sin revelar asombro
por todo lo que tú eres,
te digo que yo te nombro
la reina de las mujeres.
Jamás yo soñé en un verso
que irías por mi camino,
que fueras mi sueño terso,
mi paso a lo cristalino.
Sentía que el mundo entero
tan sólo me daba penas,
y ahora, que yo te quiero,
me miro con dichas plenas.
Y en este latir de un pecho,
que suena en la lejanía,
yo creo que es mi derecho
quererte con alegría.
Jamás yo pensé en la vida
soñar en tanta lindura,
en esa flor escogida
que aroma con su dulzura.
Sabía que la tristeza
te invita a escribir hermoso,
pero nunca que la simpleza
te ayuda a vivir dichoso.
Y ahora que está presente
tu beso que libre quema,
¡ya sé que el amor se siente
más vivo que en un poema!

jueves, 23 de septiembre de 2010

Plegaria


Si tú supieras que siempre
yo pido por tu alegría,
tal vez, por su paz celeste,
mi voz te enamoraría.
Por todo lo que es silencio
en noches de tu tristeza,
mi alma te brinda un rezo
que busca tu fortaleza.
Les pido a los siete santos
que saben de tu penita,
que le hagan a tu descanso
un sueño de paz bendita.
Al ángel, que a ti te cuida,
a veces yo le confieso
que soy de los que querría
dejar en tu boca un beso.
Bien saben los querubines
de toda iluminación
que a ellos mi voz les pide
que prendan tu corazón.
Y al Dios de la paz divina,
que sabe de mi verdad,
no hay día que no le pida
amarte en la realidad.
Si bien tú tienes un novio
que llena tu vida diaria,
¡mi alma, que observa todo,  
te aguarda con su plegaria!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Se lo dijo el viento



Se lo dijo el viento, el viento le dijo que era yo quien la esperaba en un costado del camino: le dijo que los astros me colgaron de un silencio, que la noche no era nada sin sus ojos en los míos.

Cuando todo era lamento, fue el viento el que le dijo que mi sombra la buscaba: le dijo que mi luna no era musa sin sus sueños…, y que nunca su recuerdo fue a escapar de mi mirada.

Se lo dijo el viento, el viento le dijo que era yo quien la esperaba en un costado del camino: le dijo que su nombre fue el azul de mi desvelo, que la lira no era nada sin la voz de su latido.

Cuando todo era lamento, fue el viento el que le dijo que mi sombra la buscaba: le dijo que mi alma no era luz sin sus anhelos…, y que nunca hubo una musa más querida y más soñada.

Se lo dijo el viento, el viento le dijo que era yo quien la esperaba en un costado del camino: le dijo que los astros no me hurtaron su reflejo, que el amor es como el verso de sus ojos en los míos.

martes, 21 de septiembre de 2010

Príncipe


Nadie sabe que yo soy un príncipe, sólo yo lo sé.  Sé que no hay trono que no acepte al errante, al humano caminante de las noches serenas.  Sé que las piedras no valen nada, son los hombres los que les han dado algún valor.

A mi me complace servir al que llora, a quien vive triste por no tener virtudes. Me importa la gente de los ojos trizados, aquellos descalzos que no tienen camino y todas las almas de bajo destello.

Soy hombre del canto que dejaron los poetas, un amigo del sueño que vibra con bondades. Soy igual que las frases que el viento encumbra en todos, e igual que el humilde que ofrece el hombro nuevo (el más impoluto gesto de esperanza).  

Vengan conmigo los que duermen en el polvo, los que suman sus lágrimas con la limpieza de los astros; y no se preocupen del alba que caiga: el amor siempre brilla en la luz de la mañana.  

No turba la calma a quien abre el pecho al cielo, ni derrama esperanza quien motiva al alma herida. Se es dueño del futuro cuando el terso verbo rima en la voz inmaculada, por cuanto no interesa si se es rico o pordiosero. 

Nadie sabe que yo soy un príncipe, sólo yo lo sé. Y sé que todos somos hechos para alzar nuestro castillo. Donde existe realeza, también hay realidad… y no hay más realidad que la de estar vivo y ser parte de ese sueño.  

lunes, 20 de septiembre de 2010

Felicidad


¡Qué dicha vería en las rosas
si fueras flor de mi hogar!
¡Qué dicha en las mariposas
vería al sentirte amar!
¡Qué suave el jardín silente
se haría al tener tu olor!
¡Qué suave mi tosca frente
sería al pensar tu amor!
Si al huerto de esta morada
vinieras alguna vez,
vería, en mi dicha alzada,
las rosas sobre tu tez.
Aquí, por tu olor y el mío,
el huerto se aromaría,
el huerto que en el estío
te haría una poesía.
¡Qué dicha vería el verano
si fueras flor de mi hogar!
¡Qué dicha, al tener tu mano, 
vería al sentirte amar!
¡Qué puro en los caracoles
se haría su paso lento!
¡Qué puro, bajo los soles,
sería el sentir tu aliento!
Si al huerto de esta morada
entrara tu corazón,
no habría una flor plantada
sin algo de tu loción.  
Aquí, por tu amor y el mío,
el huerto vería la gloria,
y un sueño que con su brío
te haría una hermosa historia.

Insomnio



A veces, cuando un desvelo
me lleva hasta una quimera,
mis ojos se van al cielo
y te hablo de qué quisiera.
Quisiera tomar tu mano,
traerte a esta habitación,
brindarte el calor humano
y echarte en algún rincón.
Quisiera besar tu boca,
que vueles sobre mi pecho,
oír que te tengo loca
y luego lanzarte al lecho.
Quisiera que en esta cama
tu cuerpo fundiera al mío,
que el aire fuera una llama
en todo este cuarto umbrío.
Quisiera por tu cintura
llegar a un fogón profundo
que queme con la locura
del sol que caldea al mundo.
Quisiera en tu piel fogosa
dejar el sudor humeante,
decirte que eres hermosa
y, en fin… la mejor amante.
Quisiera rodear tu cuello
con besos de rojas ansias,
y luego… como un destello,
salirme de tus fragancias.
A veces, no sé por qué,
tu cuerpo me da el desvelo,
y, al ver lo que nunca fue,
me agacho mirando el suelo.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mentiras


Callado -como soy siempre-,
me fui de tus ojos claros
la noche en la que la suerte
nos quiso apagar los labios.
Salí de tu mundo umbrío,
del huerto de tu tiniebla,
y un trozo del rudo olvido
cayó por mi triste senda.
De todo lo que decías
no guardo ninguna frase:
tan sólo tengo mentiras
de quien parecía un ángel.
A veces, por el recuerdo,
me cuelgo de tu futuro:
¡qué magro sería el silencio
estando del lado tuyo!
Si bien te brindé mi vida,
jamás te ofrecí un destino,
ni hubo promesa mía
que fuera a tranzar cariño.
Por mucho que te quisiera
envuelta en el beso amado,
no iba a cruzar la tierra
por ir a besar tus labios.
Así como tú mentiste,
yo pude mentir también:
mentí cuando yo te dije
que nunca sería infiel.
Callado -como soy siempre-,
me fui de tus ojos claros,
pues ojos, que así te mienten,
te hieren… y en todos lados.

domingo, 12 de septiembre de 2010

El Bufón


Sé que sabes que soy un bufón,
un bufón del reino umbrío,
un loco poeta, un ser juguetón 
que sólo aparenta vivir el estío. 
Soy de fuego en la sonrisa,
soy de ardor en la mirada,
el que vive siempre a prisa
por sentirte enamorada.
Yo por ti busco el desvelo,
para hacerte compañía,
en estrellas de aquel cielo
que se enciende de alegría.
Y a lo oscuro de ese trono,
donde tú sueles llorar, 
yo le quito aquel encono
que no te ha dejado amar.
Por enviar la dicha plena
a tu tan negro castillo,
yo me olvido de mi pena
y hago un chiste muy sencillo.
Digo, a veces, por grosero,
que eres bruja y no princesa,
mas tú sabes que te quiero,
que eres tú quien me interesa.
Y otra vez, con bufonadas,
con palabras de hosco humor,
digo: “Bueno, son bobadas,
yo jamás seré tu amor”.
Son tan sólo groserías
de un bufón que te divierte
y que inventa poesías
por salvarte de la muerte.
Tengo claro que en tu vida
no seré un príncipe azul:
mas yo quiero emblanquecida
tu sonrisa, como un tul.
Desde aquí, todas las noches,
yo te doy felicidad
y te quito los reproches
que infundieran tu maldad.
Sé que sabes que soy un bufón,
un bufón del reino umbrío,
mas tú no sabes que mi corazón
va solo y suplica llenar tu vacío. 

viernes, 10 de septiembre de 2010

¿Confundida?

  
¿Confundida? Pues vete. A estas horas puedes irte a encontrarte con los brazos de quien debe ser tu hombre. Vete. Sigue tu camino, tal vez sea lo mejor. Será mejor para los dos que el destino no nos lleve al calor del primer beso, será mejor para los dos.

Vete pronto, que yo no quiero dar la espalda y así quedar como un cobarde. ¿Cobarde yo? No lo creo. Nunca puede ser cobarde quien jamás temió al amor, ni el que quiso dar la vida por tan sólo ser un trozo de una página futura. Yo no soy aquí el cobarde.  

Sigue tu vida. Sigue la vida que trazaste por temor a ver un mundo de dos almas encendidas. Vete pronto. Ve por otras realidades a entender cómo va un sueño a convertirse en pesadilla. Vete. Puedes irte; y no dejes en mis labios el sabor de una esperanza. 

Déjame. Dejemos que el destino diga su última palabra, no seamos nosotros… Puede que haya un día en el que a ambos un recuerdo nos permita ir a llorar, a llorar por aquel beso que jamás supimos darnos y por todas esas cosas que pudimos haber hecho.  

¿Confundida? Pues vete. Tal vez tú y yo no fuimos hechos para darnos nuestras vidas. Tal vez le faltó a uno lo que al otro le sobraba. No lo sé. ¿Lo sabrá el destino? Tal vez. Pero bueno… ¿es que acaso existe alguien que aprenda a amar desde un principio? 

Vete pronto, que hoy ya no quiero en tus pupilas ver que yo soy el culpable. ¿Culpable yo? No lo creo. Nunca puede ser culpable quien jamás temió al amor, ni el que quiso dar la vida por tan sólo ser un trozo de una página futura. Yo no soy aquí el culpable.  

Ilusión



Anoche, mientras dormía,
te vi en un extraño sueño:
te vi en la melancolía
y a solas con un recuerdo.
Te vi recordando un beso,
un beso del vago ayer,
un beso que en el silencio
te hacía languidecer.
Y luego, con aires fríos,
tratando de atar el tiempo,
al ir por recuerdos míos,
lloraste por un momento.
Te fuiste por el invierno
que un día fue de los dos,
en donde el amor eterno
fue parte de una ilusión.
Por eso, mientras soñaba,
leyendo tu pensamiento,
sintiéndote enamorada,
vi en mí tu fugaz lamento.
Anoche, por ese sueño,
después de volverte a ver,
triste, como un pequeño,
pensé en lo que nunca fue.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Pesadilla


Jugaste con quien te amaba,
con quien te soñó dormida,
con ése que en la mañana
soñaba en la luz divina.
Saltaste de viento en viento,
giraste de estrella a estrella,
e hiciste que el universo
cupiera en una quimera.
Dijiste que en otro mundo
no había otra dicha igual,
igual a la que en el tuyo
sentías por mi mirar.
Jugaste con la quimera
del hombre que te quería,
un hombre que de la tierra
buscaba integrar tu vida.
Subiste al balcón secreto
del alma que en ti confiaba;
y al verse todo en el suelo,
el todo cayó en la nada.
Fue todo una pesadilla,
fue triste… y es un desastre.
Pero tú, que jugaste un día,  
¡no pienses que me ganaste!

viernes, 3 de septiembre de 2010

Las ruinas de un mar velador


En las ruinas de un mar velador,
en playas de sombras aladas,
yo cuento una historia de amor
que brilla en el alma cegada.
Y cuento de un cuento vibrante
por todo el sentir que yo siento:
su beso y el fuego fragante
que supo quedar en secreto.
Fui suyo una noche de estío
con toda una brisa en su boca,
la amé sobre arenas de olvido
y bajo una luna curiosa.
Se hizo un abrazo en la noche
de tanto recuerdo en su mar,
un beso y la luna de entonces
que a todo lo hacían brillar.
Creímos tocar el mañana
y dejar el ayer en la sombra,
y hoy toda respuesta me gana
al ver como el alma la nombra.
Recuerdo su beso nocturno,
su piel abrigando la mía
y todo el silencio de un mundo
que a nuestras espaldas dormía.
La noche que tuve su cuerpo,
rodando en las tibias arenas,
hoy sabe que guardo el secreto
de todo ese amor y mis penas.
Se sabe que hoy vive un infierno
en brazos de quien nada supo
y yo, que la velo en silencio,
a un mar velador le discuto.
Le digo, a esta playa maldita,
que nunca habrá amor más veraz,
que el beso, que nunca se olvida,
no muere… ni se hunde en el mar.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Cavilando


Cavilando, en mi dormitorio,
sentado sobre mi cama,
un verso de amor notorio
en cada noche me llama.
Y en éste rincón sombrío,
de musas y sinsabores,
tú eres la que al hastío
convierte de suaves flores.
A veces, bajo el silencio
que llena mi habitación, 
he dicho que te sentencio
a estar en mi corazón.
Aquí, con un beso ardiente,
cargado de tus lociones,
la magia que va a la mente
nos une los corazones.
A veces te siento mía,
más mía que de tu alma
y entonces, con alegría,
tu amor de mujer me calma.
A toda palabra mía
le pongo de tu perfume
y le digo a la poesía
que a todo mi amor se sume.
Cavilando, en mi dormitorio,
sentado sobre mi cama,
me río de lo irrisorio
pues soy el que más te ama.
Y en éste rincón sombrío,
de musas y sinsabores,
tu amor me quita el vacío
y revienta mis mil temores.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sufrimiento


Sufre la gente humilde,
llora la gente pobre,
seres que nunca piden
algo pa' que les sobre.
Seres que sin futuro
vagan por el camino,
piden por un pan duro,
piden por un mal vino.

Sufre la gente honesta,
llora la bondadosa:
gente que se desvela,
gente que no reposa.
Seres que de una calle
hacen su gran hogar,
mueren por el detalle
de no saber soñar.

Sufre la gente humilde,
llora la gente pobre,
vagos que sobreviven
lejos de todo cobre.
Seres que por el frío
del afilado invierno,
nunca ven el estío,
ven el fogoso infierno.